martes, 16 de junio de 2009

Entre los muros del conurbano profundo



Pasé un Fin de semana con la familia enferma, por lo tanto no pude salir. La única diversión fue hacer explotar el reproductor de DVD. Vi 2 películas "Los crímenes de Oxford", una adaptación de la novela policial "Crímenes imperceptibles" del argentino Guillermo Martínez, dirigida por el español Alex de la Iglesia y "Entre los muros" de Laurent Cantent. La primera no me pareció una mala película, es fiel al texto, la fotografía es buena y la acción constante. No hubo sorpresas. Pero el sabor amargo me quedó con la película francesa debido a que muchos colegas docentes me la habían recomendado. Como sabrán, se trata de las vivencias de un docente de Francés de secundaria en un barrio marginal de París, en donde conviven alumnos inmigrantes de los más diversos lugares del mundo. El sabor amargo me quedó porque, es una película sin esperanza. En la penúltima escena una alumna le dice al docente que ella no aprendió nunca nada en la escuela y él se queda inmóvil, sin palabras, sin reacción. El sistema nunca detectó los problemas de aprendizaje de esta adolescente . Aparentemente ,según la película, la tarea docente no sirve para nada. Los docentes por momentos abusan de su autoridad, no poseen dominio del grupo, no existe el respeto entre ambas partes y los alumnos no están interesados en aprender, aparentemente. Puede fácilmente realizarse una analogía con las escuelas y la labor docente de las escuelas públicas del área metropolitana o el conurbano con esta película pero me parece que es caer en un facilismo porque, si bien las realidades se asemejan mínimamente son más las diferencias, por lo menos es mi visión. Si pensara que no puede hacerse nada por ningún chico sería peluquera, verdulera o trabajaría en una consultora. Nuestro trabajo consiste en buscar esa hendija de luz en donde poder colar ese saber al que nunca podrían acceder por otros medios. Cada día de trabajo es un desafío, cada historia de cada chico es un hallazgo, cada realidad, cada familia es similar y diferente. En esta contradicción permanente se basa nuestra labor. No deberíamos convertirnos en burócratas del sistema. Que sé yo quizás parezca cursi o terriblemente sensiblera pero si perdemos la esperanza pongamos YA un kiosco.

2 comentarios:

Marcelo Falak dijo...

Lo del kiosko yo lo pienso seguido, pero por suerte hay gente luchadora como vos. Muy bueno

Anónimo dijo...

Pareces la maestrita de los obreros . Que peli genial!!!.

Josearcadio2006

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