domingo, 9 de agosto de 2009

Alicia Steinberg y el antiperonismo

"Señoras y señores: en el culo me dan temblores". Cuando yo era chiquita, papá me hacía reír con eso. A vos, ¿con qué te hacía reír tu papá?
Mi papá está en una foto, hablando a la gente de un pueblo desde una tribuna. Mi papá era radical. ¿El tuyo?
Está hablando a una gente, a mucha gente reunida. No se sabe qué puede pasar cuando hay tanta gente reunida. Pueden caer bombas, puede caer la policía. Puede morir alguno en el tumulto. Mejor mirar todo desde algún balcón.
Eso aconsejaba la abuela, cuando entendía de política. El abuelo le enseñaba política y le hacía una hija tras otra. Después dejó de hablarle de política o de cualquier otra cosa, y eso sirvió de anticonceptivo.
Mamá siempre conservó interés por la política. Ella me enseñó quiénes eran las buenas personas y quiénes eran los hijos de puta. A saber:
1- Los peronistas eran unos hijos de puta.
2- Los antiperonistas eran unos hijos de puta, más disimulados.
3- Todos los hombres eran unos hijos de putas.
4- Todas las mujeres, incluso familiares y amigas, eran una hijas de puta, a excepción de ella misma.
5- Los chicos no eran hijos de puta.
6- Mi hermano era un chico.
7- Yo ya estaba dejando de ser chica.
Si de algo no se la puede acusar a mamá, es de inconsistencia. Los postulados que acabo de enumerar los mantuvo en forma inquebrantable durante toda su vida.
La abuela conoció a Perón, y sólo empezó empezó a chochear después de la Libertadora. Durante la época de Perón llegó a encontrar difícil comer de acuerdo con su ortodoxia. ¿Bifes de caballo? ¿Carne congelada? ¿Dos horas de cola para conseguir un pan de manteca? En cambio antes, leche en cantidad, manteca en cantidad. A qué hemos llegado, Dios mío.
Pestes contra Perón. Cuando vinieron al colegio a elegir delegada para la UES, todas nos pusimos de acuerdo y cada una votó por sí misma, de modo que nadie sacó mayoría y no se podía elegir delegada. "Esto no puede ser", dijo la tipa de la UES. "Tienen que volver a votar. Volvimos a votar, y otra vez el mismo resultado. Además de que éramos antiperonistas nadie quería hacerse de la UES porque decían que Perón se aprovechaba de las chicas, a cambio de unas pulseritas que les regalaba.
Después de la segunda votación, la única chica peronista de la división le dijo a otra: "Votá por mí". Se votó por tercera vez, y salió delegada.
Pero ella no fue la traidora: se sabía que era peronista. La traidora fue la que aceptó votar por ella, ¿no te parece?
Claro que no se puede ser heroico hasta el final. Yo, al final, también me afilié al Partido Peronista Femenino. Lo hice por miedo. ¿O fue porque para sacar la libreta cívica primero había que afiliarse? En realidad no me acuerdo.
A la chica que se hizo elegir delegada de la UES le hicimos el vacío. En seguida se corrió la consigna, de oreja a oreja: "No le hables a Pérez". "No le hables a Pérez". "No le hables a Pérez". Anduvo un rato sola, muy colorada y con los ojos empañados. Después, la que había votado se le acercó y le habló. Al día siguiente, por sí o por no, se le acercaron varias más, y al final todo el mundo.

De MÚSICOS Y RELOJEROS, Alicia Steimberg, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1971

1 comentario:

El Viejo @gustín dijo...

Seño.
Hermosa historia.
Mi viejo tuvo lo mejor en los dos primeros gobiernos de Perón.
Aprendio lo que era un fin de año, una navidad para los hijos y "EL CONCEPTO" de que sus hijos tenian que ser Universitarios, todo puesto en ese objetivo, el apenas tenia el tercer grado en na escuela rural en La Pampa, cuando lo trajeron a laburar a Bs. As.
El Sueño de mis viejos era, que los superaramos, que tengamos educación, salud; bienestar.
Esa impronta implantada en las cabecitas de ambos se la debemos a Evita.
un beso Seño
Repito existio un País, donde los hijos podian mejorar a sus padres.

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